lunes, 28 de enero de 2019


BELLEZA EN MOVIMIENTO

Sobre campos y lomas de extensas llanuras amanece, dibujándose sobre la espesa hierba, el dorado brillo de los rayos del Sol por la campiña reluciente, mientras a lo lejos, resuena un extraño retumbar que poco a poco crece, compitiendo en velocidad con el viento y las nubes; tres figuras diminutas van tomando forma a medida que se acercan con hermoso brío y movimientos diferentes, desplegando toda su belleza en cada gesto poderoso de su planta al galope, mientras sus miradas al pasar nos trasmiten una docilidad e inteligencia sin límites; el primero, blanco como la espuma del mar que atraviesa huracanes, es de raza española y andaluz de legendaria estirpe, que despliega su ibérica fuerza en cada ondulación de sus espesas crines, con el ritmo acompasado de su cola qué hace ruborizar de sensibilidad a los demás animales salvajes; el segundo, de color bayo que hace relucir sobre su piel el sudor de su esfuerzo a través del hocico y sus ollares, llega con la cola erguida y la cabeza en apariencia noble, mientras sus ojos brillan tan desafiantes, que no existe otra maravilla equina que se le parezca por ser esta preciosa joya de raza árabe; y el tercero, negro como la escurridiza noche, recorre seguro el camino con la mirada fija ante cualquier peligro que se le presente, destacando su cuerpo largo y estilizado por ser un pura sangre de musculosas extremidades, que le hace tan resistente al vigor del galope, por haber nacido de yegua inglesa y semental árabe; de este modo tan mágico como si de un sueño se tratase, se alejan estos tres caballos convertidos en ráfagas de aire, levantando briznas de maleza y olvidadas flores, mientras el sonido de sus cascos se propaga como un relámpago de esperanza desde Oriente a Occidente, cómo emisarios de libertad y paz para todos aquellos que inocentemente sufren...




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