miércoles, 12 de septiembre de 2018


DETALLES

No suelen ir envueltos en papel de regalo; ni tampoco llevan cintas de colores para dar en mano; no se ven en joyerías de altos vuelos, ni tienen un número a la venta marcado; no son objetos de coleccionista; no tienen tamaño, forma ni precio; se pueden convertir en pequeños chispazos que encienden los corazones sin miedo; o simplemente, se transforman en caricias tan suaves, que te sobresaltan con una risa en silencio; quién lo entrega, es rico en fortunas de humildad, y quién los recibe, es para ellos como un juguete nuevo por estrenar; no caben en las manos, ni se pueden atrapar; no tienen un duplicado que les iguale, ni tampoco un valor que los supere; porqué, los pequeños detalles, son tan diminutos que cuando se reciben, hacen saltar las alarmas del corazón más entristecido, alejando a la soledad y a los malos pensamientos más allá del espacio infinito; en ese preciso momento, solo existe una sensación parecida que pueda ponerse a su altura mientras se ha recibido; es el delicado, tierno y suave beso, de un niño a punto de quedarse dormido…



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