jueves, 27 de septiembre de 2018

ENTRE LÁGRIMAS Y HERIDAS

Es de una belleza infinita; tan eterna, como la misma oscuridad entre las constelaciones perdidas; es dueña de un vasto imperio, donde la soledad perpetua, en dilatada fragancia de árboles lúgubres se abrazan a la melancolía, para convertir sus jardines moribundos, en luces estrelladas con su compañía; nació una noche de Luna llena, y su llanto fue el preludio de un incierto sueño, donde los condenados de la oscuridad la convirtieron en su reina, coronando su frente de rosas negras marchitas, mientras su trono oscuro y neblinoso, en un cementerio de almas muertas relucía; su nombre es un preludio de añoranzas y pasiones divinas; más, su triste contorno deja tras de sí, caminos de ilusiones devastadas por el tiempo que las consumía; y, aunque se menosprecia muchas veces su valor, sin admirar su interior de curvas sinuosas entre lágrimas y heridas, al Amor nunca se renuncia ni se olvida, aunque rodeado se encuentre con la despreciable envidia; porque, el último suspiro que nos quede con su silenciosa sacudida, será, para combatir al desamor que huye entre campos de batalla desterrado de por vida, para renacer de nuevo tantas veces con diferente rostro, cuerpo, mente y pasión como quiera, volviéndose a enamorar cada día, entre abrazos llenos de románticas caricias…
 
 


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