MIENTRAS HABLAN LAS MANOS
Somos solitarios vagabundos en cualquier
lugar del mundo, perdidos entre los mensajes de cada perfil o muro, sin apenas
vida para levantar de la pantalla la mirada que nos deja mudos; tan centrados
estamos en nuestro espacio cerrado, que no nos damos cuenta de lo que ocurre a
nuestro lado, dónde la educación, los buenos modales, la risa, el llanto, el
dolor y la tristeza se pasean delante nuestro sin merecer un mejor trato; cómo
los fantasmas que duermen su castigo eterno, nos convertimos en espíritus sin compasión
ni miedo, tan aturdidos estamos con las redes de nuestro universo, qué,
desaparecen tristemente muchas tertulias de familiares y amigos; aquellas, qué
con una cerveza en la mano, arreglaban problemas y lágrimas con cuatro risas y
varios abrazos; ahora, mueren olvidados los libros en el cementerio, mientras
las hojas blancas de los antiguos cuadernos, vuelan como hojas de otoño buscando su rumbo, sin ver tachaduras o cartas de amor, con
remitentes a sus espaldas de nombres perdidos en el futuro; de este modo, las
conversaciones de pareja en comidas y cenas de carácter nocturno, se convierten
en esclavas de la indiferencia y el aburrimiento, más pendientes del dichoso
embrujo, que nos atrapa la mente mediante las teclas que juegan entre los dedos
caprichosos, qué de tener una velada cariñosa mirándose a los ojos, mientras
hablan las manos con caricias, y se deletrean las palabras, en el teclado de
los besos silenciosos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario