UNA CANCIÓN
Voy a componer una canción tan original, que
ningún conservatorio la pueda igualar; porqué, su ritmo y elaboración carece de
ritmo y textura, ya que solo sus sonidos, los puede reproducir la naturaleza
más pura; usaré para las primeras estrofas el murmullo de las olas; con el
susurro que desprende el viento y de las montañas a las que le robare el eco,
compondré un estribillo que resuene a través del tiempo; a los ríos les pediré
prestado el rumor de sus guijarros, mientras que a la lluvia le copiare la
melodía de las gotas sobre los tejados, para darle forma con preciosos toques
parecidos a un teclado; y, para terminar tal composición memorable, de los
bosques más ocultos, utilizaré el silencio de sus árboles más altos, para
introducir a su lado, poco a poco, el estruendo de la tormenta y el relámpago;
más, si Dios en un alarde de creatividad humano, le diera su toque final a
semejante oración musical con las palmas de sus manos, solo existiría algo
parecido que se le pudiera comparar, si escucháramos con los ojos cerrados; el
tierno y suave tono, de un beso entre enamorados…
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