PERFUME DE MUJER
En un recipiente de agua, dejar que los rayos
plateados de la Luna se reflejen en él, recogiendo entre cuencos de cristal su
redondez; acérquese a una playa de hermosas arenas blancas, y atrape las suaves
curvas de las olas entre caracolas; seleccione el trémulo movimiento de las
hojas, que frágiles se posan en los campos dormidos de lirios y rosas; recorra
con las manos la esbeltez de las palmeras, y deposite en el recipiente con
cuidado, el delicado tinte de las flores con su fragancia sin dudarlo; atrape
entre versos rimados, la mirada del ciervo inocente y la luz felina de los ojos
del leopardo; deje que los cálidos rayos del sol y las gotas de las nubes al
llorar, cubran el molde hasta la mitad; añadir a continuación, una dosis de
timidez y un poco de vanidad con pasión; introduzca también, una suave pluma
del cisne más hermoso, con la dureza de un diamante para que su luminosidad le
de brillo a sus ojos; recubra la parte final de la poción con un poco de
dulzura, calidez y ternura, adornando suavemente el perfume con copos de nieve
para que le den soltura; deje reposar su contenido a la luz del amanecer, y
enfríelo con el último destello del atardecer; y al final, cuando la oscuridad
se deslice en silencio, a través de las estrellas con su brillo sereno,
comprobará que el perfume de mujer es inigualable, por tener un corazón tan
delicado como bello...

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