LA ALMOHADA POR COMPAÑÍA
A veces, en la tranquilidad de la noche, una
persona puede encontrar soluciones, a los problemas que nos afectan cada día;
quizás, el embrujo que desprende la Luna, nos bendice con sus rayos plateados
como caricias, o, solamente nos trasmite un poco de su sabiduría; en ese
momento preciso, dónde uno puede centrarse en sus miedos, interrogantes y dudas
sin ningún aliado a la vista, surge como un latido lejano esa fuerza
desconocida, para dotar a los músculos y nervios, con un poco de lucidez en
este mundo sin cordura; entonces, las noches ya no son eternas, ni las mañanas
tristes y oscuras, sobre todo, porque esa luz sale del interior con más fuerza
si cabe, para sanar aquellos corazones, que han sufrido en silencio con la
almohada por compañía; y la melancolía se convierte poco a poco en alegría, la
sonrisa vuelve a iluminarse, y los ojos desprenden una belleza infinita, el
dolor enmudece al remontar los pensamientos con energía, y sobre todo, el
cariño aparece como una tormenta de sensaciones, que se desborda sin control,
con aquellas lágrimas que durmieron su angustia durante tanto tiempo
contenidas, para dejarlas marchar definitivamente, por el caudaloso río de la
vida...
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