viernes, 30 de noviembre de 2018

CADA NOCHE

He de reconocer que me encanta la noche; porque tiene magia, belleza, romanticismo y misterio; aun así, creo que la mayoría no sabe, ni puede imaginarse, lo que ocurre a altas horas de la madrugada en él cielo; cada vez que el mundo duerme entre sábanas de silencios, hay una reunión a mano alzada, dónde la Luna se convierte en guardiana de secretos; en la mansión de Casiopea, su hija Andrómeda, celebra cada noche una fiesta de artificiales fuegos; Aries, Capricornio, Pegaso y el invencible Centauro, pasean su gallarda silueta mientras van saludando; la Corona Boreal, recibe con una cálida bienvenida al Cisne, el Delfín y el Pez Dorado, dibujando ondas celestiales por este lago estrellado; Orión, el divino cazador, viene charlando con Leo, Tauro y el arquero Sagitario, mientras sentados delante de un tablero de juego, reclamando la tardanza de la hora a este grupo tan extraño, Cáncer, Escorpio y Acuario, echan los dados sobre la mesa de un gigantesco zodiaco dibujado; más, en ese preciso momento, aparecen en total armonía Libra, Virgo, Piscis y los Gemelos, descomponiendo el lugar con salpicaduras de luceros, cuando la Osa Mayor llega cerrando el cortejo, arrastrando a su hija la Osa Menor entre bostezos, que lleva bajo el brazo un oso de peluche y por pijama, un hermoso e infinito universo; esta es la noche que no disfrutamos ni vemos; la que cuando llega el amanecer se diluye por el firmamento, y nosotros pobres mortales, volvemos otra vez a despertar de nuestros cansados y cotidianos sueños...
 
 

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