sábado, 27 de octubre de 2018


UN POEMA ROMÁNTICO

Diosa de la noche, deja que derramen sus lágrimas desconsoladas, sobre los labios de su fe inquebrantable, para que puedan dominar las palpitaciones desbocadas, mientras dan calor con sus besos, a los sentimientos que los enloquece; porque, desde las nevadas cumbres de los montes, resuena entre ríos y bosques, la pasión desmedida de un eco lejano, repitiendo una y otra vez al viento su nombre; más, tu piel tan blanca y fina, como la delicada luz que trasmites, calma en silencio sus ojos llenos de lágrimas, ante la belleza de tu cuerpo que reluce; y si dicen las poetisas en verso, que el amor es frágil y etéreo al morir muchas veces en silencio, para renacer más pasional, dulce y bello, les haremos caso, porque la fluidez de tu plateado pelo, se convierte en una melena oscura al caer la noche, para vestir al firmamento de luceros; luceros, que a los románticos deja sin palabras, mientras por los cuatro puntos cardinales buscan el valor de su alma, y al oído se dicen cosas bellas, derramando por el acantilado de sus besos el brillo de sus miradas; porque, de ilusión el Este les seduce y el Oeste la ternura les trasmite, más el Norte les enamora con dulzura consentida y el caluroso Sur se convierte en dulzura sin medida; esa dulzura, que les encadena a las caricias de sus manos, que les encadena a sus maravillosos encantos y les encadena mientras se dedican tiernos abrazos; así es el influjo de la Luna radiante, que dibuja siempre en sus caras deslumbrantes, el brillo misterioso de las gemas y diamantes, como un regalo eterno cuando se miran fijamente, mientras atraviesa con su luz cegadora, a los enamorados y sus corazones…



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